Zaha Hadid, de gran prestigio internacional como arquitecta, no sólo centra su obra en la arquitectura, sino que va más allá y realiza también pintura, escultura, diseño, y lo más importante, dibujo.
Adquiere importancia por su capacidad inventiva e imaginativa para crear espacios fluídos y complejos, que incluso nos dan una sensación futurista. Pero Zaha no tiene un gran número de obras construídas, y, por lo tanto consigue transmitírnoslo mediante sus dibujos. Es por ello por lo que es enmarcada dentro de lo que llamamos arquitectura de papel.
Los dibujos eran asombrosos desde mi punto de vista, y cabe destacar que la gran mayoría de ellos se basaban en planos inclinados, además de la presencia de series que mostraban distintas visiones de un mismo objeto o parte de una ciudad.
Pero también me llamaron mucho la atención los objetos repartidos por el resto de la sala, como son estas estructuras blanquecinas que recuerdan a estructuras de edificios, dispuestas de tal forma que su sombra proyectada en el suelo se asemejaba un sky-line.
Por otro lado, la gran masa oscura que colgaba del techo era muy interesante también, dando una gran sensación de sinuosidad.
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